Özil!

Es maravilloso. Özil tiene una calidad tremenda y todo el Real Madrid disfruta de su fútbol". Quién firma esta frase es Raúl en una entrevista que publicó ayer Kicker, donde se rinde al talento del mediapunta germano-turco y se une a la legión de madridistas que empieza a ver a Mesut Özil como el hombre que puede resucitar la magia que se apagó con la marcha de Zidane.

Özil salió coronado de El Sardinero y continúa insertando perlas en su collar de genialidades: el eléctrico movimiento con asistencia a Adebayor del 0-1, el imprevisible pase con el exterior en el 0-2 y de guinda su no gol en el que la milagrosa pierna de Toño evitó que consiguiera un tanto de antología tras un doble regate en un metro (fotografía superior).

Todo un catálogo de dribblings y pases con escuadra y cartabón cargados de aroma zidanesco que ya había anunciado Beckenbauer en verano ("Lanza pases asesinos que son un traje a medida para sus compañeros") y que, según el propio Özil, son producto de sus genes turcos. Añadido a ello, empieza a hacer de la regularidad un hábito, un pecado que se le achacó en sus primeros meses y que nunca le quitó el sueño: "No soy un robot...".

En las distancias cortas, y aunque arrastra cierto aire de timidez, a Özil le ha costado poco ganarse al vestuario blanco. Las primeras risas las arrancó nada más pisarlo. Como es tradición para un novato, tuvo que soltar un discurso de presentación y ante la estupefacción del resto, se le ocurrió hacerlo... en alemán. Nadie entendió ni papa pero se llevó sus primeros aplausos.

El idioma.
Un proceso de integración que está teniendo como herramienta el inglés, pero que en breve será el castellano. Özil está dando clases intensivas (cinco horas al día, tres jornadas por semana) que complementó al principio con un curioso método. Empapeló las paredes de su mansión en La Finca con post-it llenos de palabras en español, entre los que destaca uno con la frase fetiche en el vestuario del Bernabéu: "La unión hace la fuerza".

Desde entonces, además de su compatriota Khedira, ha hecho buenas migas con Marcelo, Pepe, Higuaín, Di María y Cristiano. Con los primeros suele salir a cenar habitualmente (la culinaria es una de sus pasiones, aunque tiene contratada una cocinera) y con el crack portugués comparte hobbies: juegan al póker estilo Texas Hold'em y al ping-pong.

Su adaptación a la cultura española es tal que en su casa (un chalé de 650 metros cuadrados con piscina y minicampo de fútbol) tiene una pieza clásica en nuestro folklore: un futbolín con los jugadores pintados con los colores del Real Madrid y el Barcelona... Además, cuenta con una habitación exclusivamente para alojar uno de sus vicios confesables: los zapatos y la zapatillas deportivas.

Una casa donde ha acogido a amigos y familiares, entre ellos su hermano Mutlu (juega en Regional alemana) y su padre, Mustafá, uno de los primeros en hablar por teléfono con Mesut tras su recital en Santander. Özil siempre le escucha atento: "Es mi principal crítico y valoro mucho sus opiniones".

Donde no encontrará criticas negativas es en Jorge Valdano, que le piropeó con ardor en Canal+: "Özil marcará la próxima década en el Madrid. Hace disfrutar hasta a los adversarios". Como hacía Zidane...

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