Presión atmosférica. Fue el término empleado por Reid Fenwick, el estudio de arquitectura que plasmó el nuevo estadio de Cornellá, para resumir la influencia de la grada en el césped. Emplearon esa frase a los 300 días de obra.
Por fin, una tendencia con arte ideada para favorecer al espectáculo. Un plus de ayuda resultadista. Lo importante son los aficionados del equipo local. Mark Fenwick, Javier Iribarren y Esteve Gasulla han logrado que la acústica rebote en los asientos y se proyecte sobre el campo. La cubierta está fabricada con un material que evita el eco. Un estadio, al servicio del equipo de Mauricio Pochettino. Un estadio, sin grasa, y con músculo.
Cornellá-El Prat es un recinto emotivo, con identidad. Y con ruido, ruido del bueno, a favor del RCD Espanyol. Lo podrán comprobar en directo hoy Xabi Alonso y Mesut Özil. Ellos y sus asociados. Porque Xabi y Özil, en el fútbol, en lo suyo, también son arquitectos. Y tienen sus compañeros, sus aliados. Igual que Norman Foster y su megaempresa Foster + Partners, Xabi y Ozil encuentran socios en el campo con una facilidad pasmosa.
Es quizás Özil el futbolista del Real Madrid que más confianza ofrece al resto con el balón en los pies. Özil amaga, esconde la pelota, es directo en el uno contra uno. Delante del portero, no conoce el miedo ni la duda. Resuelve con sencillez, sin aspavientos. Finaliza con limpieza y claridad las jugadas. Es una virtud, sólo al alcance de los privilegiados.
Si alguna vez le llega algún melón de rugby, él lo transforma en algo estético y peligroso para el rival. En la historia del Real Madrid, los
alemanes, en general, siempre fueron fichajes interesantes. Hasta la fecha han jugado ocho: Netzer, Breitner, Stielike, Schuster, Illgner, Metzelder, Khedira y el propio Ozil.
Los dos primeros -Netzer y Breitner-, sin duda los más especiales. Fueron los primeros en inaugurar una nueva etapa donde se abría el cupo de extranjeros. Óscar Mas, Cruyff y Sotil, luego Neeskens, en el FC Barcelona. Eran auténticas estrellas. A Gunther Netzer se le mimaba, se le daba un trato preferencial, casi cortesano.
Cuentan los compañeros de la época de Netzer, entre ellos Vicente del Bosque, que si a Netzer se le caía un cubierto al suelo en el almuerzo, al instante tenía varias manos recogiendo la cuchara y el tenedor del germano.
Özil forma parte del nuevo orden mundial del fútbol global. Esta semana, el informe Deloitte daba por sexto año consecutivo al Real Madrid como club con mayor número de ingresos -438,6 millones de euros-. Las grandes empresas españolas han pasado el año con solvencia por los dividendos obtenidos en otros continentes. Bancos, eléctricas, renovables, textiles. Todos diversifican. Es la única receta para crecer y ser estable. El propio Norman Foster, en una cinta que esta noche aspira en los Premios Goya a la mejor película documental por ‘¿Cuanto pesa su edificio, Mr. Foster?, reconoce que sin construir proyectos en los cinco continentes sería imposible subsistir. La economía influye decisivamente en el arte de diseñar y edificar. Por eso, su estudio lo mismo firma el nuevo aeropuerto de Hong Kong, que la remodelación del Camp Nou o el futurista complejo de la ciudad de Masdar en Abu Dhabi. Siempre abierto, a trabajar en cualquier rincón del mundo para torear la crisis en un área concreta.
El Real Madrid, ha firmado con la compañía Dua Kelinci para que esta empresa de snacks explote los derechos de imagen en Indonesia. El FC Barcelona camina en la misma línea con su acuerdo en Qatar. Hay que facturar fuera de España si quieren seguir compitiendo al máximo nivel.
Xabi y Özil son atracciones en Cornellá. No lo tendrán fácil. Porque este RCD Espanyol de Pochettino es agresivo. Pero el tropiezo del Barça en Gijón seguro les da un plus de optimismo.
Seguro que al final del partido, si le preguntan a Özil por el ambiente que vivió, contestará que es el más parecido al que tuvo en Bremen. Y a Xabi, probablemente, su padre le recordará que en su día la voz del viejo Atocha también se escuchaba en la hierba.
